-Buenos días pequeña.
Emily, se movió entre las sabanas azules dejando ver sus muslos blancos y desnudos, mientras refunfuñaba.
- ¿Qué pasa es que no quieres despertarte?
- Tengo sueño, dijo, mientras apretujaba su cara contra la almohada.
- Despierta, pequeña dormilona, que Raquel esta esperándote en la sala.
- ¿Raquel? – pregunto Emily intentando disimular el entusiasmo que la envolvía.
- Si; la muchacha de pelo corto y ojos verdes.
Emily salto de la cama y se comenzó a vestir rápidamente, con una enorme sonrisa pintada en los labios.
- Me voy a ir con Margot a buscar romeos motorizados, deberías quedarte aquí con tu niña con vestido naranja y hacerle el amor, no volveremos hasta mañana - dijo mientras sonreía.
- No…yo y ella… no...solo que.. – tartamudeo inquieta.
La muchacha sonrió, y se despidió con un cordial guiño de ojos.
Hay veces, que el silencio, dice mucho mas que las palabras.
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mucho mucho mas, y miradas que lo dicen todo
ResponderEliminarcomo dicen por arriba, el silencio y las miradas dicen mucho mas de lo que nos gustaria!
ResponderEliminarUn beso!
las miradas hacen lo que los labios callan ;)
ResponderEliminarbesos